Este es un post fuera de lo normal, porque no hablaré de contenido, hablaré de mi vida. Pero tal vez a alguien le pueda servir, más si se encuentra donde yo me encontraba.
Hace un año y medio mi vida era muy diferente. Trabajaba en lo que me gustaba, con la pasión necesaria, y con muchas horas de más. Pero no me sentía realmente bien. Sentía mucho desgaste, físico y mental.
Es ahí donde me identifiqué con la frase de Andy Grove “hay demasiada gente haciendo demasiado por muy poco”
A veces se tornaba frustrante. No tenía una vida para mí. Era trabajar sábados y domingos, no estar en paz, y aunque daba mi mayor esfuerzo no veía el resultado. Cada reunión que tenía era agotadora, de presión, tensionante y cada vez con más y más exigencias.
¿Qué pasaba? ¿Qué hacía mal? Estaba dando todo de mí.
La respuesta llegó por medio de una persona, que ahora es mi mentor. El señor Fernando Anzures.
Yo lo había leído, y era seguidor profundo de sus ideas, pero nunca imaginé que conocerlo, era algo mucho más que hablar de marketing, era entender la vida.
Me hizo entender primero una cosa. ¿Sabía cuánto valía yo mismo? No lo sabía. Nunca me había detenido a pensar cuánto valía mi esfuerzo y sobre todo mis ideas.
Segundo. ¿Por qué estaba cobrando exactamente? ¿Por ejecutar algo? ¿Por una estrategia? En el afán de tener clientes, yo perdía el foco de porqué cobraba.
Tercero. ¿Los clientes con los que estoy son realmente los que se MERECEN todo mi esfuerzo? La verdad es que no.
Y cuarta (y la que más me hizo entender lo que hacía mal) ¿Con los clientes con los que estaba, podía aplicar lo que sabía, o tenía que educarlos? Eso me abrió todo el panorama. Yo tenía reuniones para presentar mis estrategias, y luego tenía que educar sobre todas esas estrategias. Cuando se supone que se contrata un profesional para que haga lo que sabe hacer, y no para educar a los demás para que entiendan lo que se hace. Tú no le dices al mecánico “deme una clase sobre motores para entender cómo va a reparar el mío”
Con esas preguntas comprendí que por más que te esfuerces, por más de que desprendas toda tu pasión, si no estás en el camino correcto, al final vas a estrellarte.
Fernando me hizo entender mi valor (aunque aún seguimos construyendo eso), me hizo entender los diferentes niveles de juego que existen.
¿Si tienes una red especial para pescar peces dorados por qué la usas para pescar peces comunes?
Dejé a un lado todos esos clientes. ¿Fue duro? Muchísimo. En varios niveles, porque te exige romper varias barreras. ¿Valió la pena? Bueno, hoy, con clientes ideales, con clientes que valoran lo que hago. Estoy trabajando la tercera parte de lo que antes hacía, y la recompensa es cinco veces mayor. Tengo tiempo para mí, cada reunión construye, cada día se abren más y más posibilidades. Todo funciona, todo sigue un camino.
No te desgastes más, donde siempre te toman a menos.
Posdata: El siguiente mail sí será de contenido.
Wow tremenda reflexión, definitivamente debemos saber cual es nuestro valor y darnos cuenta si estamos desperdiciandolo en los "peces comunes", la analogía del mecanico es Brutal, guardo este post para releerlo en el futuro, Gracias
Maravilloso, excelente ayuda, me identifico totalmente con ese sentimiento, así está mi vida ahora. Yo tengo clarísmo el valor de tu trabajo.